Confieso también que nos he imaginado lejos, exageradamente lejos y sonriendo. Queriéndonos, todas las horas del día. Como tú y yo sabemos, sin intermitentes ni montañas rusas. Escalándonos poquito a poco para poder tocar el cielo. Quiero que seamos dos planetas que se orbitan y que no creen en las despedidas, que seamos como un consejo a altas horas de la madrugada.
Confieso que duele cuando estás lejos y que he buscado tus besos, que nunca aparecían debajo de la almohada. Confieso que la distancia es muy puta, y más cuando lo que nos separa son solo unos centímetros. Porque sí, lo confieso, te prefiero cerca, cerca de mis labios.